Estudio exegético de Juan 4:1-26


Según el teólogo y pastor Jovanni Caballero, "para leer y predicar un texto cualquiera debemos empezar considerando, al menos, tres dimensiones que configuraron y vieron nacer el texto: 1). La dimensión histórica; aquí consideramos la cultura, la sociedad, la política, etc. 2). La dimensión literaria; en esta parte tratamos de entender las diferentes formas literarias que el texto tiene entendiéndolo como “literatura”. 3). La dimensión teológica, el texto habla de Dios y su relación con su creación. En este sentido, el autor tiene una agenda “teológica” que responde a necesidades particulares de sus lectores. Proponemos la siguiente estructura para mirar las relaciones estructurales y desentrañar brevemente las distintas dimensiones del texto (histórica, literaria y teológica)". Para ello haremos un recorrido desde lo mas general a lo particular.


1.        SELECCIONAR Y DELIMITAR EL PASAJE

Juan 4: 1-26.

Trata del famoso encuentro de Jesús con la mujer Samaritana.


2.      PANORAMA GENERAL

¿Quién es el autor?
La autoría del evangelio de Juan ha presentado todo tipo de controversias a favor y en contra. Quienes niegan que el autor fuera el apóstol Juan, basan sus argumentos en lo que en su momento A.M. Hunter considero al respecto:

el autor de este evangelio usó los Sinópticos, la diferencia de estilo entre éste y los otros tres evangelios, y el hecho de que es muy poco probable que Juan se llamase a sí mismo “el discípulo a quien Jesús amaba”.[1]

            Estas afirmaciones aunque pueden ser de mucho peso, como lo afirma Leon Morris, se basan más en opiniones ya existentes que en el hallazgo de nuevas pruebas,[2] para llegar a la conclusión que Juan no es el autor del evangelio. A pesar de que en el escrito existe cierto tinte de un autor anónimo, es posible apelar a evidencias internas y externas, las cuales demuestran una autoría Juanina, como las argumentadas por B.F Westcott en la introducción a su comentario del evangelio de Juan,[3] las cuales hasta el momento “nadie ha conseguido refutar” [4] según palabras de Morris.

Entre las evidencias internas podemos citar las que el mismo evangelio provee; el autor prefiere identificarse a sí mismo como el discípulo “al cual Jesús amaba” (13:23; 19:26; 20:2; 21:7, 20)[5]. Esta evasión deliberada por parte de Juan de su nombre personal, refleja su humildad y celebra su relación para con su Señor Jesús. El narrador es también autor implícito y testigo ocular “Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y el que escribió esto” (21:24); puede que haya sido aquel testigo que vio que le salió sangre y agua del costado (19:34-35). La mañana de la resurrección fue con Pedro hasta el sepulcro, y como corría más que él, llegó el primero; sin embargo, no entró en él (20:2-5). Cuando Pedro llegó, entró en el sepulcro, y Juan le siguió, “vio, y creyó” (20:8), y el discípulo del que Jesús habló ya casi al final del relato, cuando le dijo a Pedro: “Si yo quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?” (21:20-22).

Otra evidencia interna es que el autor es un apóstol, porque parece ser que entre el discípulo amado y Pedro también había una estrecha relación (13:24; 20:2; 21:7). Gracias a los otros evangelios sabemos que Pedro, Juan y Jacobo formaban un trío (elegidos por Jesús como discípulos especialmente cercanos). Después de considerar que Jacobo murió temprano (Hch. 12:2), el que nos queda es Juan[6]. Esto refuerza los argumentos en favor de que Juan sea el autor, ya que solo alguien de su bien conocida y preeminente autoridad como apóstol podría ser capaz de escribir un evangelio que fuera diferente de una manera tan marcada en forma y sustancia de los otros Evangelios y haber recibido aceptación unánime en la iglesia primitiva. En el caso de que un discípulo de Juan hubiese escrito el evangelio, este no habría omitido un nombre de semejante talla como el del apóstol Juan. Estas y otras evidencias muestran que, ninguna mención de su nombre fue necesaria debido a que sus lectores originales claramente entendieron que él era el autor del Evangelio.

Otra serie de observaciones señalan que el autor conocía Palestina y su cultura muy bien, de tal forma que refleja el pensamiento judío en su escrito. Por ejemplo, conocía la conexión de Elías con la expectativa mesiánica judía (1:21), la baja posición social y cultural de la mujer (4:27), la importancia de adherirse a las escuelas religiosas (7:15), la hostilidad entre judíos y samaritanos (4:9), y el desprecio de los fariseos hacia la gente sencilla (7:49). También sabía de la importancia del sábado y que, según la ley, uno no podía cargar su lecho (5:10) aunque sí se podía circuncidar a un niño (7:22-23). También ofrece detalles muy precisos sobre la geografía, y menciona lugares como Caná, aldea que no se menciona en ninguno de los otros evangelios, puesto que Juan acompaño a Jesús en sus viajes durante su ministerio terrenal.

En cuanto a las evidencias externas, tenemos que la tradición de la iglesia primitiva es fuerte y consecuentemente lo identificó al autor del cuarto evangelio como el apóstol Juan. El padre de la iglesia primitiva Ireneo (130–200 d.C.) fue un discípulo de Policarpo (70–160 d.C.), quien a su vez fue un discípulo del apóstol Juan, y él testificó en la autoridad de Policarpo que Juan escribió el Evangelio durante su residencia en Éfeso en Asia Menor cuando él era avanzado en edad. Después de Ireneo, todos los padres de la iglesia dieron por sentado que Juan era el escritor del Evangelio. Clemente de Alejandría (150–215 d.C.) escribió que Juan, consciente de los hechos establecidos en los otros Evangelios y siendo guiado por el Espíritu Santo, compuso un “evangelio espiritual”.[7]

¿Quiénes son los destinatarios?
El verdadero trasfondo de Juan es la iglesia cristiana primitiva. Las ideas fundamentales que Juan plasma son las ideas básicas cristianas. Aunque presenta una visión personal, es una visión del mismo Cristo y del mismo cuerpo de enseñanzas y prácticas que encontramos en los escritos de otros autores Neotestamentarios. Por lo que, como se ampliara en los apartes siguientes, el destinatario inmediato es la iglesia primitiva y, por ende, la iglesia universal.[8]

¿Qué relación hay entre el autor y los destinatarios?
Una tradición temprana y consistente sostiene que el evangelio de Juan fue escrito a petición de los que estaban íntima conexión con el Apóstol, y habían, como debemos suponer, escuchado la enseñanza de sus labios, la cual deseaban ver registrada para la orientación y guía perpetua de la Iglesia, ante los fenómenos que estaban aconteciendo en el entorno.[9]

¿Dónde se escribió el libro?
La tradición es uniforme en la fijación de la residencia de Juan en Éfeso (Iren. 3:3. 4; Policr. ap. Euseb. ‘H. E.’ 3:31; Clem. Alex. ‘Quis div. salv.’ c. 42; Orig. ap. Euseb. ‘H. E.’ 3:1, &c.) y han nombrado la ciudad como el lugar donde escribió su evangelio. Ninguna objeción ha sido presentada contra la creencia, la cual fue preservada en el lugar por una sucesión continua de los maestros de la Iglesia. La tradición también dice que Juan se trasladó antes de la destrucción de Jerusalén.[10]
 
¿Cuándo se escribió el libro?
Debido a que los escritos de algunos de los padres de la iglesia indican que Juan estuvo activamente escribiendo durante su edad madura y que ya estaba consciente de los Evangelios sinópticos, muchos fechan el evangelio en algún momento después de la composición es estos últimos, pero previo al momento en el que Juan escribió las cartas 1, 2 y 3 de Juan o Apocalipsis. Juan escribió su Evangelio en 80–90 d.C., alrededor de cincuenta años después de que fue testigo del ministerio terrenal de Jesús.

¿Por qué escribió el autor?
Pudo haber sido por una de estas razones o la combinación de ambas:

La evidencia directa más temprana proporcionada por los padres de la iglesia como Clemente de Alejandría, Jerónimo, Eusebio e Ireneo, y fragmentos del canon de Muratori, dan cuenta que el evangelio fue escrito después de los otros tres, en Asia, a petición de las iglesias cristianas de allí, como un resumen de la enseñanza oral de Juan sobre la vida de Cristo, para satisfacer un deseo que había crecido en la Iglesia, al final de la era apostólica. 

En el último cuarto del primer siglo d.C, el mundo relativo a la Iglesia cristiana era un mundo nuevo; y Juan presenta en su visión de la obra y la persona de Cristo, las respuestas que él había encontrado para ser dadas a los problemas que se presentaron por el cambio en el Statu Quo. A saber; la destrucción de Jerusalén, llevando consigo la destrucción del servicio del templo y  antiguo pueblo de Dios, el establecimiento de las congregaciones gentiles sobre la base de la interpretación de San Pablo del evangelio, el surgimiento de una filosofía cristiana (Gnosticismo - γνσις) a partir del contacto del credo histórico con oriente y la especulación occidental, no podía sino haber conducido a uno que había vivido con Cristo a volver una vez más a esos días de discipulado divino, donde podía hallar en ellos, según la promesa, las respuestas anticipadas a los cuestionamientos de una época posterior. “Esto es lo que ha hecho Juan; y es imposible no sentir cómo en cada uno de estos puntos cardinales dirige a sus lectores a palabras y hechos los cuales continúan sin agotarse en sus aplicaciones”.[12]

¿Para que escribió el libro?
El Evangelio de Juan es el único de los cuatro que contiene una afirmación precisa del propósito del autor (20:30, 31). Él declara: “Estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre”. Los propósitos primordiales, entonces, son dos: evangelístico y apologético. Reforzando el propósito evangelístico está el hecho de que la palabra “creer” se usa aproximadamente cien veces en el Evangelio (los sinópticos usan el término menos de la mitad de esta cantidad). Juan compuso su evangelio para proveer razones de la fe salvadora en sus lectores y como resultado, para asegurarles que recibirían el regalo divino de vida eterna (1:12). El propósito apologético está relacionado muy de cerca al propósito evangelístico. Juan escribió para convencer a sus lectores de la verdadera identidad de Jesús como el Dios-hombre encarnado cuyas naturalezas divina y humana estaban perfectamente unidas en una persona quien era el Cristo (“Mesías”) profetizado y Salvador del mundo.[13]

¿Qué estructura le dio a su libro?
            La primera mitad del libro de Juan se centra en lo siguiente:

Prólogo (1:1–18)
Principio del ministerio de Jesús (1:19–51)
Pruebas o particulares de la declaración de propósito
que está en (20:30-31) a través de 7 señales y 7 discursos:

Las siete señales                                                                                                                    Discursos
                                                                                                                                     
Convierte el agua en vino (2:1–12)

El nuevo nacimiento (3:1–36).

Sana al hijo de un oficial del rey (4:46–54)

El agua de vida (4:1–42).

Sana a un hombre paralítico en el estanque de Betesda (5:1–17)

El Hijo divino (5:19–47).

Alimenta a 5.000 (6:1–14)

Jesús es el pan de vida (6:22–66).

Camina sobre el agua, calma una tormenta (6:15–21)

El Espíritu que da vida (7:1–52)

Sana a un hombre ciego de nacimiento (9:1–41)

Jesús es la luz del mundo (8:12–59).
Resucita a Lázaro de entre los muertos (11:17–45)

El buen pastor (10:1–42).

La segunda mitad del libro la dedica a la última semana del ministerio de Jesús:

Cierre del ministerio público (12:1–50)
Discursos de despedida (13:1–17:26)
Crucifixión (18:1–19:42)
Resurrección (20:1–29)
Propósito (20:30–31)
Epilogo (21:1–25).

¿Cuál es el género que utilizó?
El género literario que Juan uso en su escrito es evangelio; este exhibe características muy peculiares respecto a los demás, porque si bien su composición es en esencia teológica, este no se desentiende de la historia, aun cuando no narre los eventos en forma cronológica. Al respecto, Morris cuando cita a Hoskyns, afirma que “este evangelio nos muestra que el significado teológico de Juan va de la mano de la aceptación de la historia que recoge”[14] en consecuencia, el evangelio de Juan no presenta solamente un tratado teológico como algunos afirman, ya que de ser así, el riesgo es el detrimento u omisión de los aspectos históricos de los sucesos de su relato, y en ultimas, esto podría perjudicar el propósito teológico hasta hacerlo inverosímil. Juan es certero en los dos aspectos, porque en su evangelio puede evidenciarse que “la verdad de Dios puede verse en determinado suceso, o que la gracia de Dios se manifiesta en determinada circunstancia[15].  Por eso Hoskyns sostiene que “su intención consciente (la de Juan) es hacer que sus lectores vuelvan a mirar la vida del Jesús en la carne y su muerte en la carne”[16] a mi modo de ver, como una realidad situada,  en la que la revelación se vale de la historia.

3.      IDENTIFICAR IDEAS PRECONCEBIDAS

La lectura popular y predicación que comúnmente se ha hecho de este texto,  es que el tema de la historia narrada en Juan 4:1-26 se trata de la conversión de la mujer Samaritana. Que Jesús se presenta con el ofrecimiento del don del Espíritu Santo para satisfacer las necesidades (representadas en la sed) afectivas y emocionales que la mujer no ha podido saciar a través de la dependencia del amor de muchos maridos ajenos. Pero esta perspectiva es muy limitada, porque centra la atención no en la revelación de Jesús como Dios, sino en la experiencia de la mujer, lo cual hace que se pierda la riqueza de lo que enseña el texto y la intención del mensaje que  Juan quiso transmitir con esta historia.

4.      COMPARAR VERSIONES

Se adjunta el ejemplo de este punto al final.

5.      ANÁLISIS GRAMATICAL 

a)     ¿Cuál es el género literario de este pasaje?
El subgénero literario que predomina en el pasaje Juan 4:1-26 es el diálogo.

b)     ¿Cuáles son algunas figuras literarias?
Puede hallarse el simbolismo.

c)      Identifica una posible estructura en el pasaje
Es posible estructurar el pasaje de la siguiente manera:

Salida de Judea hacia Galilea (4:1–3)

Viaje de Jesús hacia Sicar (Samaria) (4:4–6)

Diálogo de Jesús con la mujer Samaritana (4:7-26)


d)     Estudiar los términos desconocidos o más importantes del pasaje. [17]

Judea: parte meridional de Palestina situada entre Samaria al norte y el desierto nabateo-árabe al sur. Corresponde en gran parte a la región que se asignó a la tribu de Judá (Jos 15) y a la del reino de Judá.

Galilea: nombre dado a la parte más septentrional de la cordillera al oeste del Jordán, probablemente derivado del hebreo Galil (que significa, círculo, región). Aparece ocasionalmente en el Antiguo Testamento (Jos 20:7; 1 R 9:11 y, posiblemente, Is 9:1). Muchos cultos populares originados en las culturas alrededor del Mediterráneo se propagaban en esta región gentilizada de Israel.

Samaria: nombre de la región central de Palestina al oeste del Jordán entre Judea al sur y Galilea al norte. La parte septentrional consiste en un valle central del cual se elevan varios montes, y de estos el Ebal y el Gerizim son los más conspicuos.

Sicar: pueblo de Samaria ubicado cerca del pozo de Jacob, donde Jesús conversó con la mujer samaritana (Jn 4:5). Juan precisa que Sicar estaba «cerca de la posesión que dio Jacob a su hijo José» (cf. Gn 33:19; 48:22). Quedaba en la ruta principal entre Jerusalén y Galilea, la cual atravesaba a Samaria. Antes se identificaba a Sicar con Siquem, pero recientes excavaciones arqueológicas revelan que esta última dejó de existir 128 años antes. Es más probable que el sitio de Sicar sea Askar, pueblo actual, situado sobre la ladera oriental del monte Ebal, 1 km al nordeste del pozo de Jacob.

e)     ¿Se usan algunas imágenes o simbolismos?

Agua viva: Juan aplica estos temas a Jesucristo como el agua viva que simboliza la vida eterna comunicada por Cristo y el Espíritu Santo concedido por Él.

Hora: Esto se refiere a la muerte, resurrección y ascensión de Jesús tras haber completado la redención.

Sed: Jesús aprovechó la sed física de la mujer en medio de una región árida, para explicarle su necesidad de transformación espiritual.

En espíritu y en verdad: La palabra “espíritu” no se refiere al Espíritu Santo, sino al espíritu humano. Lo que Jesús dice aquí es que una persona debe adorar no solo en obediencia a las normas y lugares religiosos (exterior), sino en lo interno (“en espíritu”) con una actitud correcta. “Verdad” señala la adoración a Dios centrada en Cristo.


6.      OBSERVAR LOS CONTEXTOS

CONTEXTO HISTÓRICO[18]

¿Qué acontecimientos de la época bíblica o del pasado influyen en el entendimiento del pasaje?

La ciudad y región de Samaria: Jeroboam, primer rey de Israel después de la separación de Judá (931–910 a.C.) creó una nueva identidad nacional en el reino del norte, con el fin de exterminar no solo la conexión con el culto y la vida religiosa de Jerusalén en el sur, sino también la relación con el pacto Mosaico y con Dios mismo, por lo que creó nuevas fiestas, nombro sacerdotes no levitas y estableció dioses falsos para adorar en Samaria, un culto y liturgia paralelos al de Jerusalén. Fue solo después de que Omri, quien fue general del ejército de Ela el último rey de la dinastía de Jeroboam, reino y edificó la ciudad de Samaria y toda la región se conoció por este nombre. Después de la caída de Samaria, y según los archivos de los asirios, Sargón rey de Asiria llevó cautivos a 27.290 israelitas y repobló la ciudad con gente de otros países que había conquistado. Estos grupos se entremezclaron mediante uniones matrimoniales y formaron una raza mixta. Con el tiempo surgió un conflicto entre los judíos que regresaban de la cautividad y los samaritanos. Desde entonces, los samaritanos establecieron su propio sistema de adoración en el Monte Gerizim en Samaria (4:20–22) y son considerados herejes. Samaria ha sido el centro de la secta religiosa de los Samaritanos, que ha perdurado desde el cisma en los días de Esdras y Nehemías hasta hoy. Esta fue la Samaria del tiempo de Jesús. Lo anterior nos sirve para comprender el desprecio de los judíos hacia los habitantes de esa región.

CONTEXTO CULTURAL[19]

¿Qué aspectos de la cultura de época bíblica se deben tener en cuenta?

Le era necesario pasar por samaria (4:4); había varios caminos que conducían de Judea a Galilea: uno localizado cerca de la costa del mar, otro que atravesaba la región de Perea, y un tercero que pasaba por el centro de Samaria. A pesar de la fuerte antipatía que reinaba entre los judíos y los samaritanos, el historiador judío Josefo relata que en Judea se acostumbraba atravesar la región de los samaritanos durante las temporadas de fiesta porque era la ruta más corta. Aunque la expresión “le era necesario” podría referirse al hecho de que Jesús quería ahorrar tiempo o esfuerzo, al considerar el enfoque del evangelio que evidencia la comprensión de Jesús para cumplir el plan de su Padre.

Vino una mujer de Samaria a sacar agua (4:7); Era usual que las mujeres vinieran en grupos para sacar agua en la mañana o en la tarde para evitar el calor del sol. Si la mujer vino sola a las doce del mediodía, esto podría indicar que su vergüenza pública (vv. 16–19) la llevó a aislarse de las otras mujeres.

Dame de beber; el hecho de que un hombre judío hablara con una mujer en público, y que además le pidiera algo, siendo ella samaritana, constituía una completa violación de la costumbre social rigurosa y de la enemistad que prevalecía entre los dos grupos. Además, un “rabí” y líder religioso no sostenía conversaciones con mujeres de mala reputación (v. 18).

comprar de comer (4:8); este versículo revela que Jesús y sus discípulos, al estar dispuestos a comprar comida a los samaritanos, no siguieron algunas de las leyes impuestas por los judíos más estrictos, que prohibían tomar alimentos de manos de samaritanos viles.

CONTEXTO LITERARIO.

¿Qué relación tiene nuestro pasaje con otros textos de la Biblia?

La heredad que Jacob había dado a José y el pozo de Jacob (4:5-6); estos versículos apuntan a la porción de tierra que Jacob legó a José en Génesis 48:22, y que había comprado a los “hijos de Hamor” (cp. Gn. 33:19). Cuando los judíos regresaron de Egipto enterraron los huesos de José en esa tierra, en Siquem. Esta tierra se convirtió en la heredad de sus descendientes. Esto es vital para comprender el arraigo de las tradiciones heredadas que influenciaban toda la interpretación teológica que los Samaritanos tenían del culto y la adoración.

Agua viva (4:10); el AT nos brinda el trasfondo de este término, que tiene un significado metafórico importante. En Jeremías 2:13, Yahweh condena a los judíos desobedientes por haberle rechazado a Él, “fuente de agua viva”. Los profetas del AT esperaban un tiempo en el cual “saldrán de Jerusalén aguas vivas” (Zac. 14:8; Ez. 47:9). La metáfora del AT hablaba del conocimiento de Dios y de su gracia que proveen limpieza, vida espiritual y el poder transformador del Espíritu Santo (cf. Is. 1:16–18; 12:3; 44:3; Ez. 36:25–27). Juan aplica estos temas a Jesucristo como el agua viva que simboliza la vida eterna comunicada por el Espíritu Santo concedido por Él (cf. v. 14, 6:35; 7:37–39). El don de Jesús del Espíritu invalida las aguas rituales de Juan el Bautista (1:26,33), las de la purificación ceremonial (2:6), el bautismo de prosélitos (3:5), el agua derramada en la fiesta de los tabernáculos (7:37-39; 9:7), y todo tipo de sentido que tenga otros simbolismos religiosos, incluso la del mismo pozo de Jacob (v. 6).

Yo soy, el que habla contigo (7:26); Jesús declaró con franqueza que él era el Mesías, aunque no acostumbraba hacerlo ante su propio pueblo, los judíos, cuya concepción del Mesías era más de índole política y militar (cf. 10:24; Mr. 9:41). Los samaritanos no conocían a Dios (4:26). No tenían una revelación plena de Él, y por lo tanto no podían adorarlo en verdad. Los judíos tenían la revelación plena de Dios en el AT y conocían al Dios a quien adoraban, porque la verdad acerca de la salvación vino a ellos primero, aun así, muchos judíos se resistían a creer en la revelación de Dios en la persona de Jesucristo.
Literalmente dijo: “Yo soy quien habla contigo”. Como el lenguaje y las palabras que Jesús expreso fueron bajo la influencia particular del hebreo empleado en el AT, el uso que el hace de “Yo soy” hace referencia a los pasajes más conocidos que emplean esta expresión en el AT como Éxodo 3:14, Deuteronomio 32:39, e Isaías 41:4, 43:10, en los cuales Dios declara que él mismo es el Dios eterno que se reveló a Israel en el AT. Con esto, Jesús declaró ser nada mas y nada menos que el mismo Yahweh, (el Dios del AT). En este caso del cap. 4 de Juan, se presenta el primer uso de 7 veces que se hace de la frase “yo soy” sin ningún complemento en la oración (4:26, 6:20, 8:24, 28, 58; 13:19, 18:5). Esto tiene entonces una carga teológica enorme en este pasaje. Es aquí en este punto del pasaje donde Juan hace énfasis con esa declaración de Jesús, es el asunto de mayor importancia crucial de todo el pasaje, ya que es lo que Juan quiere reafirmar en todo su evangelio acentuado en las 7 señales y el propósito del evangelio en (20:31); que Jesús es Dios. Si como lectores dejamos pasar por alto este importante detalle que Juan recogió guiado por el Espíritu Santo, quizá porque no estemos muy familiarizados con el lenguaje del AT o con la cultura de la época, perderíamos el gran impacto que tuvo esta afirmación hecha por Jesús en la vida de los primeros creyentes y lectores, y por ende los de nuestros días.

7.      IDEA EXEGÉTICA

¿Qué se dice de los seres humanos en el pasaje?
Que es imposible conocer a Dios a través de las formas, las tradiciones y costumbres propias del contexto religioso y teológico imperante, a menos que Cristo se revele a sí mismo por iniciativa propia, máxime cuando existe el agravante de nuestra propia inmoralidad y pecaminosidad. Vemos que es posible tener una forma de religión, incluso una teología basada en las tradiciones y aun así no tener relación con Cristo y estar perdido en el pecado. Vemos también que el problema de la mujer no es una dependencia afectiva o económica expresada en la inmoralidad y la cantidad de maridos, tampoco su baja autoestima (salía sola a buscar agua por vergüenza), ni su condición social como victima de los prejuicios sociales y culturales (Mujer y Samaritana); pues todo esto es solo la expresión de algo más grave: el estado de una naturaleza y corazón no regenerados.  

¿Qué se dice de Dios?
Que en la persona de Jesús Dios se ha revelado plenamente, que Cristo es Dios, él es el don de Dios por excelencia. Vemos también cuan decidido y dispuesto está Cristo para revelarse al principal de los pecadores haciendo evidente su misericordia, su sabiduría en el trato con pecadores, su paciencia para con la ignorancia humana , su omnisciencia y su poder triunfante para regenerar y transformar un corazón carnal y malvado.

¿Qué manda o exhorta Dios a través del autor?
Que aceptemos y creamos en el ofrecimiento de Dios por medio del don eterno Cristo, a través del cual tenemos acceso a una nueva vida y relación con Dios (adoración) basada en el conocimiento verdadero y no en las formas rancias de las tradiciones de los hombres para acercarse a él, y así poder disfrutar de esos bienes espirituales eternos los cuales proceden de Cristo que nunca se agotan.   

¿De qué se habla en el pasaje?
Que por medio de Cristo y su revelación divina de sí mismo, es posible la verdadera adoración, culto, transformación y relación con el Dios viviente, quien fue, quien es y será por los siglos de los siglos, la cual no depende de un lugar pasajero como Jerusalén o el monte Gerizim. 

8.      ACTUALIZACIÓN

De este encuentro entre Jesús y la mujer Samaritana podemos hallar ciertas implicaciones  para el día de hoy:  

1.       La iglesia siempre está pendiente de guardar las formas, le interesa mucho lo externo, la apariencia y lo que es visible, se afana y preocupa en la religiosidad de las tradiciones por hacer más “obras para el señor” y se contenta con ello, viviendo un sincretismo de religión y pecado al mismo tiempo, ignorando lo más esencial de la vida cristiana; el conocimiento de Cristo expresado en la vida devocional y relacional con Dios. ¿No es así como nos enseña Cristo? 
              
Cristo como soberano sobre las circunstancias nuestras, se ha acercado a nosotros y a pesar de nosotros venciendo nuestra resistencia natural contra el. Él nos ha encontrado sin que le hayamos buscado primero; y lo hizo con la firme intención de relacionarse en primera instancia con el individuo personalmente, para transformarlo y no dejarlo igual.

Cristo como absoluto, no necesita de la ayuda de nadie para darse a conocer y transformarnos. Antes bien, somos nosotros los que más necesitamos desesperadamente su urgente intervención refrescante en medio la “sed” de nuestra propia vida expresada en la necesidad de un nuevo nacimiento, salvación del pecado y transformación continua. No reconocer esto, seria rechazar el don de Dios en Cristo.

Cristo como contemporáneo, como Dios de ayer, de hoy, y de los siglos por venir, conoce y confronta nuestra condición de “pobreza y desnudez” en el sentido que se exclama en libro de Apocalipsis. Nos conoce a tal punto, que en su gracia es condescendiente en mostrar nuestra falta, es misericordioso en reorientar no solo nuestra perspectiva, sino también nuestra propia vida en el mismo momento en que recibimos sus eternas palabras para que sean abiertos nuestros ojos por su propio poder a la realidad trascendente y gloriosa de su persona; el Cristo, el Hijo de Dios, el Yo Soy que se reveló desde el principio. 
  

2.    Nunca debemos despreciar a ningún alma, después de leer este pasaje. Nadie puede ser peor que esta mujer. Aun así, Cristo no la despreció a ella.
Nunca debemos desistir en la esperanza de la conversión de cualquier alma, después de leer este pasaje. Si esta mujer fue convertida, cualquiera puede serlo también.
Por último, nunca hay que despreciar el uso de todos los medios prudentes y razonables en el trato con las almas. Hay una "sabiduría” la cual es provechosa dirigir en el acercamiento a las personas ignorantes e impías, la cual deben ser buscada diligentemente.

Comparación de versiones para un mejor entendimiento del pasaje
Biblia Textual
NVI
RV 1960
Versión base
‎‎Jn 4.1 Cuando Jesús se enteró que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan
‎‎2 (aunque Jesús mismo no bautizaba, sino sus discípulos),
‎‎3 dejó Judea y se fue de nuevo a Galilea,
‎‎4 y le era necesario pasar por Samaria.
‎‎5 Llega pues a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca del campo que Jacob había dado a su hijo José,
‎‎6 en donde estaba la fuente de Jacob. Y Jesús, fatigado del camino, se sentó así sobre la fuente. Era como la hora sexta.
‎‎7 Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: Dame de beber.
‎‎8 (Pues sus discípulos habían ido a la ciudad para comprar alimentos.)
‎‎9 Le dice entonces la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana? (Porque judíos y samaritanos no comparten).
‎‎10 Respondió Jesús, y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber, tú le pedirías, y Él te daría agua viva.
‎‎11 Le dice: Señor, ni vasija tienes, y el pozo es hondo. ¿De dónde pues, tienes el agua viva?
‎‎12 ¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Jacob que nos dio el pozo, del cual bebió él, y sus hijos, y sus ganados?
‎‎13 Respondió Jesús y le dijo: Todo el que bebe de esta agua volverá a tener sed,
‎‎14 pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que Yo le daré se hará en él una fuente de agua que brota para vida eterna.
‎‎15 Le dice la mujer: Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga aquí a sacar.
‎‎16 Le dice: Vé, llama a tu marido y regresa acá.
‎‎17 Respondió la mujer, y dijo: No tengo marido. Jesús le dice: Bien dijiste: No tengo marido,
‎‎18 porque cinco maridos tuviste, y el que ahora tienes no es tu marido. En esto has dicho verdad.
‎‎19 Le dice la mujer: Señor, estoy viendo que tú eres profeta.
‎‎20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalem está el lugar donde se debe adorar.
‎‎21 Jesús le dice: Mujer, créeme que viene una hora cuando ni en este monte ni en Jerusalem adoraréis al Padre.
‎‎22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación viene de los judíos.
‎‎23 Pero viene una hora, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque también el Padre busca a tales que lo adoren.
‎‎24 Dios es espíritu; y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad.
‎‎25 Le dice la mujer: Sé que viene el Mesías, que es llamado el Ungido; cuando Él venga, nos declarará todas las cosas.
‎‎26 Jesús le dice: Yo soy, el que habla contigo.
47% diferencia
‎‎Jn 4.1 °Jesús se enteró de que los fariseos °sabían que él estaba haciendo y °bautizando más discípulos que Juan
‎‎2 (aunque en realidad no era Jesús °quien bautizaba °sino sus discípulos°).
‎‎3 °Por eso se fue de °Judea y volvió otra vez a Galilea°.
‎‎4 °Como tenía que pasar por Samaria°,
‎‎5 °llegó a °un pueblo samaritano llamado Sicar, cerca del °terreno que Jacob le había dado a su hijo José°.
‎‎6 °Allí estaba °el pozo de Jacob. °Jesús, fatigado del camino, se sentó °junto al pozo. Era °cerca del mediodía.
‎‎7–8 °Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. En eso llegó a sacar agua una mujer de Samaria°, y Jesús le °dijo: Dame un poco de °agua.
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‎‎9 °Pero como los judíos no usan nada en común con los samaritanos, la mujer °le respondió: °—¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si °eres judío °y yo soy °samaritana?°
‎‎10 °Si °supieras lo que Dios puede dar, y °conocieras al que te °está pidiendo agua—contestó Jesús—, tú le °habrías pedido a él, y °él te °habría dado agua °que da vida.
‎‎11 °Señor, ni °siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo°; ¿°de dónde, pues, °vas a sacar esa agua °que da vida?
‎‎12 ¿°Acaso eres °superior a nuestro padre Jacob, que nos °dejó este pozo, del cual °bebieron él, °sus hijos °y °su ganado?
‎‎13 °Todo el que °beba de esta agua volverá a tener sed°—respondió Jesús—,
‎‎14 pero el que beba del agua que °yo le daré, no °volverá a tener sed jamás, sino que °dentro de él esa agua °se °convertirá en °un manantial del que °brotará vida eterna.
‎‎15 °Señor, dame de esa agua °para que no °vuelva a tener sed ni °siga viniendo aquí a °sacarla.
‎‎16 °—Ve a llamar a tu °esposo, y °vuelve acá—le dijo Jesús.
‎‎17 °—No tengo esposo—respondió la mujer°. °Bien °has dicho que no tienes esposo.
‎‎18 °Es cierto que has tenido cinco°, y el que ahora tienes no es tu °esposo. En esto has dicho la verdad.
‎‎19 °Señor, °me doy cuenta de que tú eres profeta.
‎‎20 Nuestros °antepasados adoraron en este monte, °pero ustedes los judíos dicen que °el lugar donde °debemos adorar está en Jerusalén.
‎‎21 °—Créeme, mujer, °que °se acerca la hora °en que ni en este monte ni en °Jerusalén adorarán ustedes al Padre.
‎‎22 °Ahora ustedes adoran lo que no °conocen; nosotros adoramos lo que °conocemos, porque la salvación °proviene de los judíos.
‎‎23 Pero °se acerca la hora, y °ha llegado ya, °en que los verdaderos adoradores °rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque °así quiere el Padre °que sean los que °le adoren.
‎‎24 Dios es espíritu°, y °quienes lo adoran °deben °hacerlo en espíritu y en verdad.
‎‎25 °Sé que viene el Mesías, al que °llaman el °Cristo—respondió la mujer—. Cuando él venga °nos °explicará todas las cosas.
‎‎26 °—Ése soy yo, el que habla contigo—le dijo Jesús.
21% diferencia
‎‎Jn 4.1 Cuando°, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan
‎‎2 (aunque Jesús °no bautizaba, sino sus discípulos),
‎‎3 °salió de Judea, y se fue °otra vez a Galilea°.
‎‎4 °Y le era necesario pasar por Samaria.
‎‎5 °Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, °junto a la heredad que Jacob °dio a su hijo José°.
‎‎6 °Y estaba °allí el pozo de Jacob. °Entonces Jesús, °cansado del camino, se sentó así °junto al pozo. Era como la hora sexta.
‎‎7 °Vino una mujer de Samaria a sacar agua°; y Jesús le °dijo: Dame de beber.
‎‎8 °Pues sus discípulos habían ido a la ciudad °a comprar °de comer.
‎‎9 °La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber°, que soy °mujer samaritana? °Porque judíos y samaritanos no °se tratan entre sí.
‎‎10 Respondió Jesús °y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber°; tú le pedirías, y °él te daría agua viva.
‎‎11 °La mujer le dijo: Señor, °no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
‎‎12 ¿°Acaso eres °mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio °este pozo, del cual °bebieron él, °sus hijos °y sus ganados?
‎‎13 Respondió Jesús y le dijo: °Cualquiera que °bebiere de esta agua, volverá a tener sed°;
‎‎14 °mas el que °bebiere del agua que °yo le daré, no tendrá sed jamás°; sino que el agua que °yo le daré °será en él una fuente de agua que °salte para vida eterna.
‎‎15 °La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a °sacarla.
‎‎16 °Jesús le dijo: °Ve, llama a tu marido, y °ven acá.
‎‎17 Respondió la mujer °y dijo: No tengo marido. Jesús le °dijo: Bien °has dicho: No tengo marido°;
‎‎18 porque cinco maridos °has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido°; esto has dicho con verdad.
‎‎19 Le °dijo la mujer: Señor, °me parece que tú eres profeta.
‎‎20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en °Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.
‎‎21 Jesús le °dijo: Mujer, créeme, que la hora viene °cuando ni en este monte ni en °Jerusalén adoraréis al Padre.
‎‎22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos°; porque la salvación viene de los judíos.
‎‎23 °Mas la hora viene°, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad°; porque también el Padre tales adoradores busca °que °le adoren.
‎‎24 Dios es °Espíritu; y los que le adoran, °en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
‎‎25 Le °dijo la mujer: Sé que °ha de venir el Mesías, °llamado el °Cristo; cuando °él venga °nos declarará todas las cosas.
‎‎26 Jesús le °dijo: Yo soy, el que habla contigo.


Estas notas al pie constituyen las fuentes bibliográficas citadas a lo largo del presente estudio, producto final del entrenamiento en el curso de la asignatura Interpretación bíblica del Instituto Ministerial de Medellín en el Seminario Bíblico de Colombia FUSBC.


[1]Leon Morris, El evangelio según Juan.Trad. de Dorcas González. Vol. 1, (Barcelona: Clie, 1995), 39.
[2]Leon Morris, El evangelio según Juan, 39.
[3] Para conocer en detalle las evidencias, véase Brooke Foss Westcott y Arthur Westcott, The Gospel according to St. John, Introduction and notes on the Authorized version, Classic Commentaries on the Greek New Testament (London: J. Murray, 1908), 5-32.
[4] Leon Morris, El evangelio según Juan, 39.
[5] MacArthur, J. Biblia de Estudio MacArthur (Jn). (Nashville, TN: Thomas Nelson, 1997).
[6] León Morris, El evangelio según Juan, 41.
[7] MacArthur, J. Biblia de Estudio MacArthur.
[8] León Morris, El evangelio según Juan, 104.
[9] Westcott B.F. The Gospel according to St. John, 35.
[10] Westcott B.F. The Gospel according to St. John, 40.
[11] Westcott B.F. The Gospel according to St. John, 36.
[12] Westcott B.F. The Gospel according to St. John, 37-38.
[13] MacArthur, J.Biblia de Estudio MacArthur.
[14] León Morris, El evangelio según Juan, 83
[15] Leon Morris, El evangelio según Juan,79
[16] Leon Morris, El evangelio según Juan, 84
[17] Wilton M. Nelson y Juan Rojas Mayo. Nelson nuevo diccionario ilustrado de la Biblia (Nashville: Caribe, 1998).
[18] Wilton M. Nelson. Nelson nuevo diccionario ilustrado. 
[19] Wilton M. Nelson. Nelson nuevo diccionario ilustrado.

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